Se establece un procedimiento de actuación para identificar a estos pacientes en Atención Primaria y ofrecerles un plan personalizado que facilite su deshabituación o que pueda conllevar la retirada de la prescripción consensuada con su médico. Para esta labor está prevista la creación de un equipo multidisciplinar de profesionales de apoyo, que estarán integrados por farmacéuticos, enfermeros y trabajadores sociales, además de otros profesionales.
La Consejería de Salud y Consumo ha impulsado un procedimiento de actuación en pacientes con adicciones a opioides de prescripción médica con el objetivo de abordar el tratamiento a estas personas y reducir los casos de adicciones. Este plan de acción se dirige a aquellos pacientes que, tras una prescripción médica para combatir el dolor, han desarrollado un patrón de abuso o dependencia del fármaco, lo que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativos. Además, esta situación puede derivar en consumo de opioides ilegales que pueden tener diversas consecuencias negativas (como heroína o fentanilo de origen ilícito).
El procedimiento establece la identificación de estas personas con trastorno por consumo de opioides (TCO), que han ido aumentando la dosis del fármaco respecto a la prescrita en la unidad de origen y frecuenta los servicios sanitarios demandando nuevas recetas sin finalidad analgésica. En la mayoría de los casos, no tienen conciencia de tener una dependencia y es posible el rechazo cuando se le plantee en consulta.
Para afrontar este problema, la Consejería de Salud y Consumo ha puesto en marcha esta actuación conjunta de colaboración entre los profesionales implicados, con objeto de alcanzar un control óptimo del dolor en el paciente. Así, desde los Servicios de Farmacia de Atención Primaria se detectarán, a través del sistema de información del consumo de recetas, los pacientes con dosis abusivas de opioides.
Los datos de los pacientes identificados se comunicarán a sus médicos correspondientes que establecerá un plan de acción personalizado y realizará un seguimiento periódico a estos pacientes, si bien se excluirán aquellos que, por su situación clínica (cáncer, enfermedad avanzada o terminal…), no fueran candidatos a esta intervención.
El procedimiento establece que sólo un médico del sistema sanitario público sea quién prescriba opioides a un paciente, evitando redundancias o recetas en soporte papel, de manera que los servicios de Urgencia no añadan nuevas prescripciones crónicas de opioides. Para conseguir este fin, es fundamental la receta electrónica que permite disponer de un listado único de medicamentos prescritos para cada paciente.
Deshabituación en las consultas de Atención Primaria
Los médicos de Atención Primaria, tras valorar la situación clínica de los pacientes identificados, iniciarán el tratamiento más adecuado. El médico planteará la retirada paulatina de la prescripción consensuada con el paciente cuando el motivo del dolor esté resuelto, se observe falta de eficacia del tratamiento, un uso relativamente prolongado o con un balance riesgo/beneficio desfavorable para el usuario. De esta forma, se establecen diversas pautas de desescalada. Además del ajuste farmacológico (incluyendo el cambio de opioide) se recomienda apoyo psicológico y de grupos de apoyo social.
Para esta labor, está prevista la creación de un equipo multidisciplinar como apoyo al médico. Estos equipos estarán integrados por farmacéuticos, enfermeros y trabajadores sociales y se contará con la participación de profesionales de los Equipos de Salud Mental, Unidades del Dolor y Centros de Tratamiento Ambulatorio de Adicciones (CTA), así como de otros perfiles profesionales (fisioterapeutas, farmacólogos…). Estos equipos desarrollarán los protocolos clínicos locales y, cuando sea adecuado, la elaboración de Planes de Acción Personalizados. Ambos se basarán en las guías y protocolos que se establecen de referencia. En función de la evolución de cada paciente, el médico de Atención Primaria valorará la conveniencia de derivación a alguna de las unidades de apoyo, que deberán estar específicamente contempladas en dichos protocolos locales.
Derivación a otros recursos
En caso necesario, el médico de familia informará al paciente de la conveniencia de su tratamiento en un Centro de Tratamiento Ambulatorio de Adicciones, Unidad del Dolor o en los Equipos de Salud Mental y procederá a su derivación. Esta derivación está especialmente indicada en pacientes con un perfil más adictivo, con deterioro de la capacidad de control, incluyendo conductas aberrantes y/o consumo problemático de otros grupos de fármacos o drogas y cuya finalidad de uso no sea quitar el dolor. Los Centros de la Red Pública de Tratamiento de Adicciones son los referentes en la instauración de tratamientos integrales y, por tanto, biopsicosociales, para dependencia a sustancias que incluyen la desintoxicación y la deshabituación, así como el apoyo psicológico y social.
En el caso de los pacientes con TCO que siguen manifestando un dolor moderado a severo, el procedimiento recomienda la derivación a las unidades del dolor que valorarán las opciones terapéuticas disponibles. Por su parte, los pacientes con depresión grave o no controlada, riesgo de suicidio, enfermedad mental grave o rasgos de personalidad poco flexibles podrán ser derivados a los Equipos de Salud Mental.
Los profesionales médicos del Servicio Andaluz de Salud (SAS) prescribieron opioides a 47.362 pacientes en el año 2022, un 8,8% más que en 2018. Si bien, gracias a la implantación del procedimiento de visado de receta del fentanilo de liberación inmediata en julio de 2021, el consumo de estos medicamentos ha disminuido su crecimiento y ha registrado durante 2022 un descenso del 0,4%. A través del visado se ha logrado frenar el uso indebido del fentanilo de liberación inmediata. No obstante, desde la Subdirección de Farmacia del SAS, se subraya que “la prevalencia de pacientes con TCO de prescripción, cualquiera que haya sido el opioide de inicio, sigue siendo relevante y la calidad de vida de estos pacientes está seriamente afectada”.